miércoles, 5 de febrero de 2014

Peligro de extinción


Hubo entre mis planes alguna vez el deseo de ser doctora. Y me atrevo a decir que lo tuve siempre a pesar de que no era muy aplicada en materias como química y biología. Este deseo comenzó cuando apenas comenzaba a vivir. Miraba a mi abuelito con la bata blanca puesta caminando por el hospital. El área de pediatría específicamente me volvía loca... y hasta la fecha. Me dijeron que para poder entrar a la sala de pediatría donde estaban todos los bebes, tenia que conseguir una bata porque solo los doctores podían entrar. ¿Y adivinen qué? Conseguí mi bata y entré a ver a mi hermanita recién nacida. 



Esa es el hambre que tienen los niños de soñar. Tienen hambre de sueños y deseos y es lo que los hace alcanzar sus sueños por más simples o tontos que parezcan.



Le doy gracias a Dios por haberme sacado de mi zona de confort y haberme traído hasta aquí donde, de alguna manera, estoy logrando mi sueño de ayudar a las personas a mejorar su salud y vivir mejor. Estoy satisfaciendo eso que alguna vez soñé con hacer: el servicio a mi prójimo.



Estando bajo cierto modo de vida, me di cuenta que los sueños están algo así como en peligro de extinción. Gracias a que llevamos un modo de vida agitado, no le estamos dando importancia a lo que de niños valía oro: los sueños.



No vengo aquí a decirte lo que estamos acostumbrados a oír: cumple tus sueños. Simplemente vengo a contarte que el día que dejes de soñar, dejarás de vivir. 
He comprobado que la frase: “Cuánto perdemos por miedo a perder“ es efectivamente cierta. Nos da miedo fallar y fracasar de alguna manera y es normal. Desde fallar perdiendo una materia, hasta fallar en nuestros roles de hermanos, hijos o amigos. Como seres humanos deseamos estar cerca de la perfección. 



Los años nos están robando los sueños y esa hambre de alcanzar nuestras metas. La edad no tiene por qué robarte tus sueños. Los años solo nos tienen que dar madurez y experiencia, no quitarnos la posibilidad de hacer algo. Y con la edad y los años me refiero a que entre más crecemos, más carecemos de sueños (en algunos casos, claro). Quizás alguien a sus 30 años soñaba con visitar Australia y no lo hizo, y a sus 60 años piensa que para ese entonces será imposible. 



Recuerda: NUNCA ES TARDE.



Lo que hace la diferencia entre el éxito y el fracaso es tu mentalidad y tu actitud. No dejes que nadie te quite las ganas de vivir, o que te haga creer que no eres capaz. No importa si tu sueño implica cruzarte el Océano Pacífico en lancha o abandonar el lugar donde creciste. Si lo quieres hacer y te crees capaz y ADEMÁS lo intentas... seguro lo lograrás. 


La vida nos ofrece mucho y aprovechamos poco. Nadie más que tú pone las limitaciones, nadie más que tú es el responsable de lo que pasa y dejas pasar en tu vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario