miércoles, 5 de febrero de 2014

El poder del sacrificio

A mis cortos 18 años me he dado cuenta que la vida se trata de sacrificios. Que la valentía es indispensable y que las buenas oportunidades son para aprovecharlas ya que quizás nunca vuelvas a toparte con ellas en el camino.
Para que les miento, a veces quisiera regresar a vivir a mi comodidad, al estilo de vida que estuve acostumbrada toda mi vida, donde todo se me hacía fácil y ya tenía un círculo de amigos formado de años.

La vida no solo implica sacrificios, sino también cambios. Y como mi papá me dijo camino a oriente: los cambios duelen, y eso significa que estás creciendo... y efectivamente lo estoy. No me refiero físicamente claro, porque eso sería algo difícil pero puedo decir que espiritualmente, intelectualmente y moralmente sí lo estoy. Estoy creciendo como persona y estoy orgullosa de eso.

La gente a veces escucha mi historia y escucho distintas opiniones a cambio. Mi historia no tiene nada interesante a mi parecer, pero les asombra que a esta edad no este sentada en una clase en una universidad, escuchando a un catedrático, sino que este trabajando con “tan poca experiencia“. Pero, ¿qué es la vida sin un poquito de aventura?
Y ¿qué les puedo decir? No importa lo que una persona decida hacer con su vida, estoy segura que Dios tiene completo control de eso sin lugar a dudas y cual sea la experiencia siempre nos enseñará algo. 


Tengo planes para mi futuro y por lo tanto intento actuar en mi presente para lograrlo. Quiero ser mamá de muchos hijos, esposa de un buen hombre, viajar, tener una fundación, escribir un libro, visitar lugares y países nuevos, tener un restaurante y así podría mencionar una larga lista de mis sueños. No quiero, ni pienso quedarme de brazos cruzados y decir que no lo intenté, que no fui lo suficientemente valiente para probar algo diferente. Probablemente me pierda de muchas experiencias en este año solo por el hecho de no haber entrado a una universidad, pero no pienso quedarme sentada viendo como todo pasa enfrente mío.

5 Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia. (Prov. 3:5)

No hay comentarios:

Publicar un comentario